viernes, 7 de febrero de 2014

Acercamiento a la literatura oriental. Un autor japonés y otro chino : Yasunari Kawabata "La Casa de las Bellas Durmientes" y Yan Lianke "Sueño de la Aldea Ding"‏


De vez en cuando, hay que navegar por mares lejanos para conocer nuevos mundos y reflexionar sobre formas de pensar y de vivir tan alejadas en las formas y no tanto en el fondo. Es por esto, que traigo a uno de los grandes escritores japoneses y a un, desconocido para mi, magnífico escritor chino. Sobre la obra de Kawabata diría que es una profunda reflexión, más que novela, sobre dos de las etapas de la vida, por un lado nos habla de la juventud ,de la belleza, de la plenitud, de la predisposición sexual como juego placentero y disfrute vital ,y como contraposición nos presenta el declive físico, la ancianidad, la decrepitud, la impotencia sexual, y todo el amargo camino que lleva hacia el final. Lo que pudiera parecer aberrante, el anciano mirón y las jóvenes bellezas narcotizadas, está tratado con delicadeza y es un encuentro de principio y final, una búsqueda de lo irremisiblemente perdido y la consecución de la excitación de los sentidos: el olfato, su embriaguez con los aromas femeninos, la vista del desnudo, lo dulce del tacto, los pechos…. Bellísima obra que nos sitúa en los extremos de un camino que, aunque no nos guste, todos debemos de recorrer.

Ahora hablaré de Yan Lianke y de “Sueño de la aldea Ding” . Empezaré por decir que el autor en el último párrafo del “Epílogo” nos pide perdón por el profundo dolor que nos ha trasladado a lo largo de toda la novela, y es verdad trasmite dolor, pero es un dolor soportable y que produce empatía, se puede vivir con él y con la lectura. Todo comienza en una aldea china, en la que el comercio de sangre, que empezó diez años antes, trajo como consecuencia el sida y la muerte paulatina, pero constante,de la mayoría de los vecinos de la aldea. El discurrir de la novela, contada por un niño de doce años, ya fallecido por venganza contra su padre traficante de sangre, no hace más que relatarnos las angustias, sufrimientos y tristezas de su abuelo, hombre digno y reconocido, al que acompañamos con entereza y comprensión durante toda la obra. Novela dura pero que merece la pena leer, que nos enseña diversas maneras de preocuparse por el mas allá, gran preocupación china por el futuro de sus muertos, pero una preocupación similar por el mundo cercano, lleno de corrupción y prevariación por donde quiera que te encuentres. El final es sorprendente y aleccionador.
Remitido por Pucho Méndez.

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