martes, 1 de julio de 2014

Una historia oscura de héroes que son villanos


El odio también se hereda. Así nos los muestra Víctor del Árbol, un mosso d'esquadra que convierte en superventas cada libro que sale de su pluma, en su última novela Un millón de gotas. Una historia oscura y desmitificadora que se construye en dos espacios temporales y geográficos distantes: la Rusia de los años 30 y la Barcelona de principios este siglo. Una distancia que va más allá de los físico y que separa a los protagonistas de las historias paralelas: un padre y un hijo situados a ambos lados de un abismo generacional e ideológico. Será la necesidad de reconstruir la memoria compartida lo que los colocará a cada uno en su lugar. Una narración que se inicia con el asesinato de un niño y que poco a poco irá desenredadndo los hilos de una tupida madeja donde caben las más terribles perversiones y los amores más intensos. Del  Árbol construye presonajes complejos que evolucionan a través del relato. Elías Gil, el gran héroe de la resistencia contra el fascismo comprometido con los ideales de la revolución, admirado y temido, oculta una cara no tan brillante. Gonzalo Gil , su hijo, un abogado anodino supeditado al poder de su suegro y estancado en una vida familiar y personal que no le gusta, dará la vuelta a su existencia para reiventarse tras conocer el suicidio de su hermana Laura. Emprende Gonzalo un viaje al pasado doloroso que pone al descubierto la crueldad de los más amados. Historias de familias, pero también historias de guerras, de héroes que no los son, de ideales traicionados, de mafias y explotación de menores. Todo esto cabe en el relato circular y amargo que Víctor del Árbol nos ofrece sin filtros, sin edulcorar. Un historia sin piedad que no concede tregua. Pero que se disfruta.

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